En las últimas semanas ha vuelto a ser noticia el baremo de daños sanitarios: en concreto, el anuncio del Ministerio de Sanidad de que será aprobado antes del fin de la legislatura, la promesa de que tendrá rango de ley y la primera reunión del Comité (http://www.gacetamedica.com/politica/sanidad-pone-en-marcha-un-comite-para-la-elaboracion-del-baremo-sanitario-DE1152234). La necesidad de este baremo específico no es desconocida. Y mucho menos nueva. Hasta el momento se viene utilizando el baremo de indemnizaciones por accidentes de circulación para valorar los daños producidos por posibles errores médicos en la práctica clínica. Sin embargo, en muchas ocasiones es difícil establecer analogías entre los supuestos de una y otra área y, por lo tanto, surgen dificultades importantes para llegar a una valoración adecuada y que responda a criterios objetivos.
El director médico de Promede, Luis Bernaldo de Quirós, considera que “valorar los daños sanitarios como accidentes de tráfico es irreal, si partimos de la premisa de que ni el médico es un automóvil ni atropella a un paciente que va por la calle. Cuando un médico comete un error, lo hace intentando beneficiar a un enfermo que, naturalmente, no está sano cuando ha solicitado ayuda médica”. Se trata de situaciones tan distintas que no pueden ser evaluadas dentro de los mismos cánones.
Desde la Asociación Española de Derecho Sanitario (www.aeds.org) se viene reclamando desde hace años la existencia de este baremo que aportaría “sentido común a las actuaciones y facilitaría además los acuerdos extrajudiciales entre los afectados, beneficiándose así ambas partes y ayudando a desjudicializar el sector”, asegura Luis Bernaldo de Quirós. Por otra parte, también sería útil para las aseguradoras, porque contar con unas normas de actuación en supuestos conocidos les permitiría fijar las provisiones por siniestro en cada ejercicio.
En definitiva, los avances a los que estamos asistiendo estos días son motivo de esperanza. Ahora solo queda esperar que no existan nuevos retrasos y que los procedimientos transcurran a buen ritmo para disponer cuanto antes del tan traído y llevado baremo sanitario, que garantice la seguridad jurídica y establezca criterios de igualdad basados en aspectos técnicos y científicos.