Hace ya un año y medio que entró en vigor el nuevo sistema para valoración de los daños causados a las personas en accidentes de circulación, lo que conocemos todos como el nuevo baremo de indemnizaciones que es recogido en la Ley 35/2015 de 22 de septiembre.
El nuevo baremo ha generado una serie de cambios notables en la valoración de lesionados por accidentes de tráfico tratando de incluir no solo criterios personales de la víctima sino también de los familiares y del ámbito profesional, e introduciendo mejoras sustanciales encaminadas a favorecer al lesionado grave y con necesidades futuras.
Su implantación ha introducido nuevos conceptos y nuevas nomenclaturas en materia de valoración de daños personales que han obligado a aprender a valorar la pérdida temporal de la calidad de vida en sus diferentes grados, las secuelas psicofísicas y aquellas que son interagravatorias o las que agravan una situación previa, y los diferentes perjuicios por pérdida de la calidad de vida derivados de esas secuelas.
El director médico del Departamento de Valoración del Daño Corporal de Promede, Luis Zamarro, hace un primer balance positivo tras estos 18 meses de andadura. “Desde el punto de vista médico – asegura- la labor del perito médico se ve realzada desde el momento en que surge la necesidad de una reclamación y una oferta al lesionado fundamentada en una valoración de daños personales emitida por un experto en esa materia. La obligatoriedad de mutua colaboración entre la entidad aseguradora y el lesionado ha resultado también un elemento sumamente importante que supone la intervención de médicos peritos bien formados en medicina de los seguros de cara a la emisión de informes periciales”. Aún así, asegura que sería precipitado hacer valoraciones definitivas relativas al baremo, sobre todo en materia de lesionados graves por siniestros ocurridos después de la entrada en vigor del nuevo sistema. “No tenemos aún experiencia suficiente en asistencia sanitaria futura, necesidad de prótesis u ortesis, ayudas técnicas o productos de apoyo para la autonomía personal en lesionados con pérdida de autonomía grave o necesidad de ayuda de tercera persona, pero el sistema contiene una serie de normas y automatismos que van a ser de gran ayuda para el cálculo de gastos futuros. Sin duda iremos adquiriendo experiencia a partir de ahora en valoración de lesionados graves”.
En el caso de la valoración de lesionados de carácter leve, sin embargo, Luis Zamarro alude a la gran experiencia que se ha ido adquiriendo y destaca la utilidad para el perito médico de las normas de valoración en relación a los traumas vertebrales y de las referencias que hace el baremo para la valoración del perjuicio estético. “La necesidad de argumentar y documentar mediante informes médicos los daños personales derivados de un accidente, y enlazarlo con el mecanismo de producción del accidente me parece una cuestión de sentido común y que ayuda a una valoración más objetiva del daño tras un accidente de tráfico”.
Con todo, desde PROMEDE creemos que es importante seguir ahondando en todas las cuestiones que propone el nuevo baremo a través de una formación continuada impartida por colegios profesionales, asociaciones, universidades o entidades privadas de cara a unificar criterios y puesta en común de las experiencias que se van adquiriendo, y hacer partícipes tanto a médicos especializados en valoración del daño corporal, como a jueces y profesionales del derecho.