“El lucro cesante es complejo porque está basado en expectativas a futuro que son cambiantes y, además, requiere la generación de hipótesis”

Arrancamos 2020 con el anuncio de la apertura de una nueva área de trabajo en PROMEDE, que da respuesta a una demanda creciente de nuestros clientes. Estamos hablando de los informes de lucro cesante, en los que ya estamos trabajando, y de cuyo departamento se ha hecho cargo Rosa Martínez, quien en este post explica algunos detalles sobre la importancia de estos estudios y del trabajo del profesional actuario para la cuantificación de indemnizaciones: la intervención de expertos cualificados – asegura- siempre proporciona seguridad y rigor en cualquier ámbito y más en el cálculo de indemnizaciones por accidentes.

 

 

¿Es cierto que la nueva Ley que regula las indemnizaciones por accidentes de tráfico hace necesarios los estudios actuariales para valorar algunos casos?

Efectivamente, la reforma del Baremo ha profesionalizado el sector y ha aportado mayor rigor al cálculo de las indemnizaciones. Por un lado, recoge la mayoría de las consecuencias médicas y económicas derivadas de un accidente asignando el valor económico correspondiente de forma homogénea y transparente; por otro lado, aquellos aspectos que puedan salirse del marco baremado tienen que ser peritados por un actuario que valore el lucro cesante y el daño emergente.

Tal y como establece el preámbulo de la Ley 35/2014 de 22 de septiembre, su finalidad es “lograr la total indemnidad de los daños y perjuicios padecidos para situar a la víctima en una posición lo más parecida posible a la que tendría de no haberse producido el accidente”. Es ahí donde aparecen los conceptos de daño emergente y de lucro cesante, representando la pérdida económica a la que se enfrentará el perjudicado o sus familiares en los años posteriores.

La complejidad del lucro cesante, conformado por expectativas que se producirían a futuro y que son cambiantes y dinámicas, requiere la determinación de hipótesis económico-financieras y biométricas para ajustar con más precisión la indemnización correcta. Estas herramientas de cálculo son las que utilizamos los actuarios habitualmente.

Además de la Ley, otras dos herramientas nos ayudan a la hora de apoyarnos en material técnico para la valoración de las consecuencias económicas: el código de Buenas Prácticas, publicado por la Dirección General de Seguros, y las Bases Técnicas Actuariales, publicadas por el Instituto de Actuarios Españoles.

¿Nos puede explicar algunos ejemplos?

Suelen ser casos complejos en los que se requiere un tratamiento individual de las circunstancias, bien sea por su nivel de ingresos, por la estructura familiar o por las secuelas derivadas del accidente. En concreto, se utiliza el cálculo actuarial en aquellas situaciones en las que haya que proyectar importes económicos diferidos en el tiempo que tengan que ser cuantificados en el momento actual y cuya probabilidad intervenga de forma determinante (jubilación, fallecimiento, esperanza de vida).

O sea, ¿no sólo son necesarios para calcular el lucro cesante, sino que también para calcular el coste de futuras prótesis, por ejemplo?

Exactamente. Cuando se produce un siniestro, existen varias situaciones que se deben tener en cuenta a la hora de conseguir mantener la misma situación económica del afectado y/o su familia, como son los gastos de asistencia sanitaria futura (prótesis, órtesis, rehabilitación) o los gastos derivados de la pérdida de autonomía. Todo ello conforma el daño emergente.

Para poder estimar la cuantía actual de la indemnización de un hecho que va a tener lugar en el futuro, es necesario la intervención de un actuario.

Si ponemos el ejemplo de una prótesis, para poder establecer a fecha de hoy el importe de la indemnización que se va a generar por gastos que se producirán en el futuro (renovación periódica), no solo hay que tener en cuenta factores como el coste, sino también la edad del afectado, su esperanza de vida, la vida útil de la prótesis, los factores financieros de la operación, etc.

Esto es, un perito médico necesita contar con la intervención de un profesional actuarial que aplique las variables biométricas y financieras necesarias.

¿Es cierto que existe un interés tanto del legislador como de las asociaciones de víctimas en que estos estudios los hagan expertos cualificados?

La intervención de expertos cualificados siempre proporciona una mayor seguridad y rigor en cualquier ámbito, y más en el cálculo de las indemnizaciones por accidentes. En ocasiones, las reclamaciones económicas de los perjudicados pueden ser distorsionadas y manipuladas por agentes externos que buscan el enriquecimiento, en lugar de la restitución de la situación similar a la anterior al siniestro.

La aplicación de la técnica actuarial a la casuística del lucro cesante y del daño emergente favorece la homogeneidad de criterios y la unificación del sistema de cálculo transparente y confiable.