Casi la mitad de los más de 10.000 informes periciales que ha elaborado Promede en materia de responsabilidad sanitaria corresponden a supuestas complicaciones quirúrgicas o retrasos en el diagnóstico. La experiencia de todo este trabajo ayuda a determinar que hay muchos elementos que deben considerarse a la hora de plantear una reclamación relacionada con el daño corporal.
En el caso de complicaciones surgidas a raíz de una mamoplastia, con el implante de prótesis en una mujer con hipotrofia mamaria, las perjudicadas suelen demandar al médico sin plantearse siquiera si cabe la posibilidad de actuar contra el fabricante. Un caso real puede ilustrar esta idea: una sentencia del Juzgado de Primera Instancia nº27 de Valencia desestimó la demanda de una paciente que hubo de ser operada varias veces para retirar implantes que se rompieron, sustituirlos por otros nuevos y posteriormente volver a reemplazar las prótesispor lobulaciones y defectos capsulares. El cirujano demandado aportó un informe de valoración en el que se argumentaba que:
- la utilización de las prótesis empleadas inicialmente estaba autorizada en el momento en el que se implantaron a la paciente;
- fueron retiradas del mercado por tener una incidencia de rotura superior a la normal;
- la contractura capsular que requirió de una tercera intervención es una complicación propia de la mamoplastia de aumento;
- tanto la rotura inicial como la posterior contractura capsular son complicaciones inherentes al procedimiento y no implican impericia ni actuación quirúrgica inadecuada.
La sentencia considera que el informe pericial aportado por la parte demandada, realizado por un especialista en cirugía plástica, ha de prevalecer sobre el de la demandante. Queda una pregunta en el aire: ¿qué habría pasado si la demanda hubiera sido planteada contra el fabricante? Los expertos en la valoración del daño corporal o en la elaboración de informes periciales pueden ayudar a los pacientes y profesionales a identificar el origen del problema.